Que el autocuidado es imprescindible en nuestra vida es algo que ya sabes y con lo que no quiero darte demasiado la lata. Que además, se trata de algo que, a pesar de estar tan de moda en los últimos años, aún no está muy instaurado dentro de la sociedad y es muy fácil olvidar.
Porque parece que a veces cuesta ponerse a una misma a la cabeza de la lista de prioridades, y terminamos por cuidarnos poco. Porque el auto-cuidado es de esas cosas para la gente con tiempo.
En este momento, puede que hayan pasado dos cosas: Bien estás asintiendo con una sonrisa de “me pillaste Deborah”. O bien te has echado las manos a la cabeza por la barbaridad que acabo de soltar. Si eres de las segundas: Enhorabuena. Si eres de las primeras… bueno tú sigue leyendo y más tarde hablamos.
Basta con hacer una búsqueda rápida en internet para darse cuenta de la cantidad de literatura que hay acerca de trabajar desde casa y ser productiva. Yo misma hablé de ello hace unos meses. Sin embargo, si buscamos información acerca del autocuidado cuando trabajas desde casa, la cosa cambia.
Hace poco celebré mi primer año como Asistente Virtual, mi primer año en esta aventura que ha resultado una de las mejores decisiones de mi vida. Y después de un par de meses muy intensos de trabajo creando muchísimo, he dado con la clave de todo: El autocuidado y la costumbre.
Si estás suscrita a mi newsletter, seguramente leíste el otro día acerca de cómo la costumbre me ha vuelto más creativa. El hecho de sentarme cada dos por tres a crear me ha subido a la ola del flow de la creatividad y he aprendido a llamarla sin necesidad de la chispa inspiracional.
La segunda parte de mi descubrimiento de estos últimos meses consiste en tener unas normas básicas de autocuidado. Sí, unas normas. A pesar de ser una persona que prefiere fluir con el día a día y evita tener normas en cuanto a trabajo se refiere, estas normas de autocuidado me ayudan a estar al 100% día tras día.
Despertar con calma:
Dedicarle el tiempo suficiente a despertar es algo que puede hacerte inmensamente feliz y te ayuda a trabajar mejor durante todo el día. Despertar tranquilamente cada mañana, realizando tus rutinas de desayuno, té o café, realizar esa sesión de journaling, leer durante un rato, meditar… Encuentra esas actividades que más te gustan y te ayudan a iniciar tu día con tranquilidad.
Hacer esto te permite iniciar el día de trabajo con el humor adecuado y establecer una rutina de calma que se transmite a la forma de llevar a cabo tus tareas el resto de la jornada.
Hacer deporte:
Sé que es muy obvio. Pero el deporte es una forma de autocuidado que ayuda tanto a nivel físico como mental. Para personas nerviosas que tenemos tendencia a generar energía de más una de las mejores ideas. El cansancio físico nos ayuda a calmarnos. Por eso adoptar la rutina de acudir al gimnasio varias veces por semana resulta tan útil.
Además, si te animas con las actividades guiadas, puedes aprovechar también para socializar con tus compañeras y pasarlo bien.
No se trabaja después de las 9 de la noche:
El horario es algo con lo que no es malo ser flexible al máximo. Entre otras cosas porque a veces surgen planes o imprevistos que no puedes controlar y te toca improvisar. No obstante, he notado que si alargo el trabajo hasta pasadas las 9 de la noche, mis ciclos circadianos se ven muy afectados y termino trastocando los horarios de sueño.
Por eso, después de varios meses buscando la fórmula adecuada para trabajar siendo productiva y feliz, he puesto esta norma, que sigo a rajatabla pase lo que pase.
Por eso te recomiendo que busques tu hora límite, esa a partir de la cual es mejor que no trabajes para evitar dar vueltas en la cama cuando te acuestes. Si evitas trabajar más allá de ese horario fijado lo más seguro es que notes un aumento en la calidad de tu sueño.
Los domingos son para descansar:
O para hacer lo que sea que no tenga que ver con el negocio. Sólo desconectando conseguirás empezar la semana con fuerza y con ideas. Eso sí, cuando te apetezca, puedes realizar tareas agradables, como empezar ese curso que compraste hace un par de meses y aún no has tocado o leer artículos de algunas compañeras.
Si necesitas dormir, duerme:
Muchas veces, tengo tenemos el horario montado, la ropa preparada para ir al gimnasio, el día organizado y una lista de tareas interminable. Pero cuando suena el despertador sentimos la necesidad de dormir más.
Entonces duerme. Porque el descanso es la forma más básica de auto-cuidado y escucharse es imprescindible.
Estas son mis normas básicas de auto-cuidado, esas que no me salto nunca. Luego además, tengo una lista de otras actividades que hacer a modo complementario, como la lista de tareas pendientes para la estación del año en la que estamos, pintar mandalas o las clases de danza y canto. Actividades que llevo a cabo en mi tiempo libre y que me ayudan a desconectar del día a día.
Estas normas de auto-cuidado han surgido después de varios meses de ensayo y error, probando varias cosas y observando qué me funcionaba mejor. Mi recomendación es siempre que te escuches y hagas tu propia investigación, aunque mis ideas te puedan servir a modo inspiración y motivación. Pero todas somos diferentes y no tiene por qué funcionar para todas lo mismo.
Bueno, fierecilla, te dejo, que el día es largo y seguro que tienes mucha faena hoy. Pero antes cuéntame, ¿qué normas básicas añadirías tú? Deja abajo un comentario explicando como te cuidas tú.
¡Un abrazo enorme!

Pingback: No te quemes | Deborah Rodríguez | Asistente Vitual
Hola Deborah,
Qué necesarias estas rutinas de autocuidado, y qué difíciles. Gracias por contarlo con precisión y sencillez; ayuda mucho tenerlo por escrito para los momentos difíciles.
Además del deporte, a mí me ayudan mucho las disciplinas que tienen que ver con la expresión corporal, más allá del movimiento; en mi caso la danza del vientre y la narración oral. La escritura también es una gran herramienta de autocuidado y autoconocimiento, para quienes la disfrutamos mucho. Esos ratitos matutinos con mis cuadernos que mencionas en el artículo 🙂
Un abrazo,
Lidia
¡Hola Lidia!
Muchísimas gracias por compartir tus rutinas, la verdad que la escritura es una herramienta muy potente, aunque no estoy segura de que afecte directamente a mi productividad, ¡sin mis diarios no podría vivir!
Gracias por el comentario y nos leemos por aquí:)
Un abrazote,
Deb